LOS AUSENTES Y LA AUSENCIA PRESENTE DE JOSÉ
Por Oscar Montoto Mayor
Estar ausente es algo propio de
interpretaciones infinitas: metafórica, real o metafísicamente. También cuando
la soledad te acompaña aunque estés rodeado de gente. Esa es otra ausencia que
no se ve, pero se siente, se palpa, se huele.
Si la ausencia es cuasi un “tratado”
sobre la evasión espiritual o física como ocurre en el universo social o en el
espacio de tu entorno recreado en la ficción, mejor es referirse, digo, mejor es
buscar, a través de lecturas, el libro Los Ausentes, del escritor José Díaz-Díaz,
colombiano naturalizado en los Estados Unidos quien, con meridiana claridad y metódico
en su estilo narrativo, entrelaza suerte de experiencias descritas en fábulas donde
los ausentes están en cada página.
Vayamos a buscarlos o rescatarlos
en cada uno de los ocho textos en que te darán el abrazo oportuno, porque
cuando se está ausente, puede ser a tu lado y no te das cuenta. No ves.
Para referirme con mayor propiedad
al citado volumen, transcribo las palabras que sobre Los Ausentes, del
profesor José Díaz-Díaz, aparecen en la contracubierta de su libro, digo, de sus ausentes.
Desde el sur de la Florida, con mirada retrospectiva, José Díaz-Díaz pasea
su ojo literario por escenarios de New York, de Miami, de Suramérica; por
espacios subjetivos cargados de desasosiego unas veces, de incertidumbre
profunda otras, siempre con esa desconcertante dualidad de lucidez y oscuridad
espiritual que caracterizan a sus personajes.
Los relatos están fraguados dentro de una corriente de interioridad y por
una obsesión con los rincones escondidos del subconsciente en donde la realidad
y la ficción se confabulan para intentar
diseñarnos un retrato del trasfondo de la gente del común que lucha por
sobreponerse a ese vacío existencial que los agobia, buscando a su vez en la
clave de sus sueños —o en el desmadre de sus pesadillas— un algo distinto que
la rescate y le dé coherencia a sus actos.
De nuevo, como lo palpamos en mas reciente novela: Retrato de un incauto, un estilo limpio y el brillo depurado de un
lenguaje que se nos impone fresco y renovado, cobija la piel hendida de Los ausentes, compendio de relatos que
sin duda, cautivaran la sensibilidad de sus afortunados lectores.
2 comentarios:
Rolando Varela diciembre 31, 2013 a las 5:00 am
Respeto el punto de apreciación que cada ser humano tenga, sobre el tema de la Ausencia, sea ésta física o mental, real o aparente, sentimental o nostálgica, todo depende de como la dimensionemos en el tiempo y el espacio .
Sonia Acosta Estoy leyendo los relatos del ausente ,buenísimos ,lo transporta y vive con cada narración.
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