Siguiendo la ruta de los
grandes maestros del tema
José Díaz- Díaz
La actitud frívola e
insubstancial que en estas décadas caracteriza a mucha de nuestra gente cuando
se trata de calificar cualquier hecho social, amenaza con arrasarlo todo. No hay asunto que esta pose baladí,
carente de una fina ironía o comicidad inteligente, no sea banalizado por la falsa
y ladina postura que todo cuanto toca lo
vandaliza. La frivolidad tergiversa el formal significado de comportamientos y
conductas maduras, despoja de su riqueza cultural y antropológica pensamientos
y valores bien fundamentados.
En cuanto al asunto que me ocupa, muchas veces
el concepto de Erotismo se confunde o asimila con el de sexo, pornografía, pecado
o vida libertina y licenciosa. Por este empobrecimiento manifiesto de conceptos
tan caros a nuestra especie y que determinan, en definitiva el sentido de
nuestra existencia, es que deseo impulsar la lectura y discusión del tema, y
qué mejor si comenzamos por
familiarizarnos con la posición teórica y literaria de algunos de los grandes
maestros del erotismo.
Amigo, aclaro que tus ideas y
comentarios alrededor del asunto expuesto, le proporcionará sentido y
significación a la discusión que propongo. Sin más, comencemos con Georges
Bataille y su libro: El erotismo. Esperan en fila: Sade(Justine); Freud(Eros y Thanatos); Apollinaire(las once mil vergas); Nabokov(lolita)
y otros autores y publicaciones que
quieras proponer.
Mencionar a GEORGES BATAILLE
en esta discusión es imperativo. Toda la obra de este poeta, ensayista y novelista
francés (1897-1962) es hoy una pieza fundamental del conocimiento humano
occidental. Fue conservador de la Biblioteca Municipal de Orléans y dirigió
hasta su muerte la importante revista Critique. Encaminó su obra hacia la búsqueda constante, en
la contradictoria y oscura mente del Hombre contemporáneo, de sus más
auténticas, ocultas y remotas verdades, las más secretas y reprimidas. De esta
ingente obra, que ocupa doce volúmenes en la colección La Pléiade (Éditions
Gallimard), Tusquets Editores ha publicado: El verdadero Barba-Azul. La tragedia de Gilíes de Rais (ínfimos 35),
con prólogo de Mario Vargas Llosa, Las lágrimas de Eros (Ensayo
33), Historia del ojo, Mi
madre, Madame Edwards seguido de El muerto y El azul del cielo (La
sonrisa vertical 10, 19, 25 y 44).
Empecemos, entonces, por extractar ideas del
capítulo I de su libro:
El erotismo en la experiencia interior
“…El erotismo, aspecto
«inmediato» de la experiencia interior, tal como se opone a la sexualidad
animal es uno de los
aspectos de la vida interior del hombre. En este punto
solemos engañarnos, porque continuamente el hombre busca fuera un objeto del deseo. Ahora bien, ese objeto responde a la interioridad del deseo. La elección
de un objeto depende siempre de los gustos personales del sujeto; incluso
si se dirige a la mujer que casi todos elegirían, lo que suele entrar en juego es
un aspecto intangible, no una cualidad objetiva de esa mujer. Esa mujer podría no
tener, si no nos afectase en nuestro ser interior, nada que forzase la preferencia.
En una palabra, hasta cuando se conforma con la mayoritaria, la elección
humana difiere de la elección del animal: apela a esa movilidad interior, infinitamente
compleja, que es propia del hombre. El animal tiene en sí mismo una vida
subjetiva, pero, al parecer, esa vida le es dada tal como lo son los objetos inertes:
de una vez por todas. El erotismo del hombre difiere de la sexualidad animal
precisamente en que moviliza la vida interior. El erotismo es lo que en
la conciencia del hombre pone en cuestión al ser. Por sí misma, la sexualidad animal introduce
un desequilibrio, y ese desequilibrio amenaza la vida; pero eso el animal no
lo sabe. En él no se abre nada parecido a un interrogante. En
consecuencia, si el erotismo es la actividad sexual del hombre, es en la medida
en que ésta difiere de la sexualidad animal. La actividad sexual de los hombres
no es necesariamente erótica. Lo es cada vez que no es rudimentaria, cada
vez que no es simplemente animal (…).
Bueno, mi amigo, ahí te
dejo esas afirmaciones de Bataille, ahora, dale un doble clic a <<comentarios>>y escribe tu punto de vista. No es necesario suscribirte.