Voces de una literatura marginal
Corceles de
la memoria, un relato
de Jesús I. Callejas.
Por: José Díaz- Díaz
“El hombre no es más libre que el carnero en su corral, concluyó
Esteno”
Tratar de definir el estilo narrativo de Jesús Callejas nos puede llevar
a transitar vericuetos más bien oscuros, que nos inducen a cuestionarnos el
sentido profundo de la literatura, de la escritura, del lenguaje, de la
gramática, en fin, que nos sacude por su oposición diametral a las narrativas
que comúnmente estamos acostumbrados a leer. Callejas reside en el sur de la Florida y es un escritor marginal, como él mismo se
denomina; marginado por las editoriales pues ninguno de sus libros lleva el
sello de alguna de ellas. Sin embargo, gracias a la Internet podemos acceder a
su lectura.
En esta ocasión me voy a referir a su relato corto: Corceles de la Memoria*, el cual considero que contiene gran parte
de las características de su escritura tan particular como interesantísima por
los retos estéticos que plantea frente a los cánones tradicionales que rigen las normas de la narrativa actual.
La narrativa de Callejas es apta para lectores avezados.
En Corceles de la memoria, narra
las aventuras del escritor y pianista
Felisberto en un fantasmal viaje por los mares de Uruguay en una
barca llamada Celina. Océano adentro es
recibido por los personajes míticos: Esteno y Euríale, hermanas de Medusa,
mejor conocidas como las Gorgonas, quienes son sus anfitrionas y lo conducen y
zambullen en un maravilloso paseo de vigilia y sueño, de diálogos hilarantes
con personajes míticos e históricos viajando en el tiempo hacia atrás dentro de
un escenario alucinado de atmosfera surrealista, en donde el monólogo interior,
las asociaciones libres, la escritura automática, hacen parte del envoltorio del paquete
narrativo.
Felisberto El protagonista, filosofa con las Gorgonas sobre su condición
de mortal y de su destino; sobre el
sentido de su existencia y de sus acciones en cuanto hombre y artista; sobre la
validez de la experiencia que está atravesando, pues no sabe si está vivo o está muerto. En cuanto Alter-ego
del autor, inquiere sobre el valor y reconocimiento de su escritura que auto proclama
expresión del Realismo Mágico. En una
total simbiosis con personajes de la metaliteratura, (es decir, con argumentos,
tesis y situaciones acumulados en libros de la historia de la literatura); de
la mitología y de la vida real, este
protagonista convierte la realidad en ficción y la ficción en realidad de tal
modo que lo único palpable, real y cierto es el lenguaje atropellado que emana
de su conciencia neurótica. Con la ubicación de este personaje, el autor apuesta
por una significación totalmente connotada por niveles de construcción poético,
ensayístico, místico y hermético.
Si bien es cierto que
el argumento o hilo de la trama acompaña el itinerario de la escritura, se nos presenta diluido y
evanescente en medio de una arrolladora forma de nuevo barroquismo —y hasta con
destellos de preciosismo rococó— pleno de imágenes
profundamente, alegóricas y metafóricas como podemos apreciar en el siguiente párrafo:
“Conmovidas, las hermanas, ahora en ropaje de helénicas beldades, de
trigales cabelleras e iridiscentes rostros, cuasi mosaicos parlantes frenando
venas lujuriosas, lo levantaron por ambos brazos hasta conducirlo al camarote
de dóricas ventiscas o verticales flotas. Lo depositaron sobre una inmensa cama
ocupando entonces, testosterónicas custodias, oblicua posición
en el rectángulo esponjoso”.
En este
fragmento, la forma no solo succiona el contenido sino que rebasa todo tipo de
orden y norma gramatical, desintegrando
desde una sintaxis oracional y narrativa dislocada, el contenido lógico que el texto pudiera
presentar. Es una escritura vertida en
imágenes sensoriales y conceptuales a partir de analogías y paradojas que no es
tanto acerca de algo, como algo en sí mismo. El movimiento de las palabras, sus
secuencias rítmicas y melódicas, y el color emocional de la página son los
principales representantes del pensamiento y el sentimiento del autor. Ilustremos con otro fragmento lo
anteriormente afirmado:
El sol no daba tregua paseando refractarios dedos de oro sulfúrico a lo
anchuroso de la bahía y el cerro, absorbido sensorial, desparramado a
puntillismo entre los incontables peregrinos de la tarde joven en la llamada
“Atenas del Plata”.
Podemos deducir que en el texto de Callejas, los
significados comúnmente aceptados de las palabras son secundarios, a veces
multidimensionadas frases destinadas a transmitir varios estratos de
significado a la vez, o cercenados en sus funciones, de tal manera que un
sustantivo puede ser un adjetivo o verbo o un adjetivo y un verbo pueden convertirse
en un nombre. Así por ejemplo cuando escribe: Fue entonces que el sol
abanicóse dudas y se
escurrió para dar paso al eléctrico galpón de nubes provocando deserción en
plaza y avenidas, dejando solitario, cuasi adormilado a Felisberto y su reloj
de ansias. Saltando aterrado vio lo que presentían los puentes oníricos de su
laringe y su jauría de letras le alertaba.
Es un lenguaje
retorcido que a la vez que se esconde revela secretos. El sentido del relato
descansa en su propio lenguaje. Al mismísimo estilo de James Joyce en Finnegan’s Wake, publicado en 1939 en donde el «habla onírica y el
"dreamspeak", se toman el cuerpo del relato. Jesús Callejas nos
sorprende con este estilo que sigue la corriente del irlandés en su última
etapa, y que Norris lo describe como un lenguaje que «al igual que la poesía,
utiliza palabras e imágenes con distintos significados, incluso a menudo
contradictorios». De hecho se
abraza una forma narrativa en donde se emplea el lenguaje como un medio nuevo,
rompiendo todos los usos gramaticales, los valores de espacio y de tiempo,
todas las concepciones ordinarias de contexto. El tema es el lenguaje y el lenguaje es el
tema, un lenguaje que explota toda asociación fónica y la asociación libre,
entregándonos la lectura de un texto de género hibrido, hilvanado cual
saltimbanqui enloquecido, entre cuento, ensayo,
prosa lírica o pieza de teatro.
Evidentemente, en la escritura de Callejas debemos reconocer un plus que agrega
a la herencia aportada por Alejo Carpentier y el diseño de esa forma estética
de narrar que conocemos como Lo Real –Maravilloso. Otro plus le agrega al
realismo mágico garciamarquiano— que a mi modo de entender —consiste en la manera
de trabajar la sintaxis oracional y narrativa dislocada que identifica su obra.
Por supuesto que ya tenemos antecedentes,
además de la de Joyce en la historia de la literatura sobre este tipo de
elaboración como es el caso de la llamada «sintaxis faulkneriana» (en: El sonido y la furia el monólogo de Benjamín,
el idiota), claro ejemplo de un reflexivo y elaborado uso de una Gramática
pervertida, de sintaxis caótica,
desordenada e inconexa.
A propósito rompen en algunas partes de
sus relatos con la sintaxis y la lógica. En la voz del idiota Benjamín en EL Sonido y la furia, una conciencia sin
capacidad de sintaxis mezcla en su experiencia diaria sensaciones pasadas y
actuales asociadas de forma incoherente. Los pensamientos se manifiestan como
si no estuvieran en control. Todo esto es posible gracias a la «Licencia poética» que transcribe con
fidelidad estados reales de conciencias perturbadas.
El carácter marcadamente autobiográfico de la
escritura de callejas se hace palpable no solo en este caso por el uso del Alter-ego,
(Felisberto como personaje la paródico
del autor), sino a lo largo de otras novelas como Memorias amorosas de un afligido y Yo bipolar, una de su más
reciente obra publicada en la red. Y él no lo esconde sino al contrario lo
admite y resalta, tal como lo expresa en el siguiente párrafo:
…novedoso,
metódico, preciso, podas y pules tus gemas con afán nervioso. ¿Cómo logras hacer de la neurosis arte? Sólo me limito a traducir lo que conozco, lo que vivo y
me rodea… La verdad es que yo no entiendo a un escritor que no sea
autobiográfico…
Nos encontramos, entonces, frente a un escritor
consciente de los valores estéticos que nos rigen y que transita totalmente
lúcido un tipo de escritura que para él posee plena validez. Hace de su
condición mental un laboratorio vivo donde cuece sus ficciones soportadas por
un lenguaje libérrimo navegando entre
los entresijos de la sustancia significativa, que a su vez es equivalencia de
su modo de vida real, insobornable y libertaria.
Su Escritura neurótica es
franca, directa y conmovedoramente explícita. Leamos el siguiente párrafo:
Ah, señoras, alivio ofrece su generosidad, pero
no hay tranquilidad para mí: el otro siempre acecha. Me vigila; emerge desde
adentro y desde afuera, me insulta y censura acosándome en cuanto sitio
frecuento. Me persigue solo o envía tras de mí su ejército animista. No me deja
dormir y si sueño aparece trayendo consigo las congojas. No le concede tregua a
mis neuronas drenadas. Si la memoria me regresa, temo que el pasado me atrape y
encadene y yo deseo vaciar mis ojos de excesivo mobiliario, de objetos que me
han perseguido y vigilado desde la infancia.
¿Se origina el arte en la
locura? Lo que podría confirmarse es que
los extremos se tocan, la lucidez es capaz de conducir a la locura, y tal vez también ocurra a
la inversa o, en todo caso, es posible que se compruebe que los extremos nunca
han existido, que lo que llamamos locura y lucidez son estados latentes en cada
uno de nosotros, solo duermen.
Al
respecto, Foucault
sostiene que “las locuras, aun las que son mudas, pasan, y pasan siempre, por
el lenguaje. Que no son tal vez más que la extraña sintaxis de un discurso”.
Interpretar, pues, el discurso del loco en todas sus áreas (incluso en su
silencio) es parte de una tarea central, que suele verse interrumpida no porque
estos “no hablan, sino tal vez porque, justamente, hablan demasiado, con su
lenguaje sobrecargado, en una especie de profusión tropical de los signos en la
que se confunden todos los caminos del mundo”.
Este tipo de escritura
inusual y transgresora como la de Jesús Callejas, marginada por el mercado
editorial, y que yo llamaría Neoexpresionismo Literario, nos conduce también a
replantear la calidad narrativa que nos está imponiendo la industria del libro
en general. Esta industria montada sobre el facilismo de una cultura pasiva y
de distracción, demuestra su vocación
mercantilista que más que servir de vanguardia para una exploración cultural de
apertura a propuestas estéticas nuevas, empobrece el nivel crítico de los
lectores ya de por si torpe y menguado. “No será el miedo a
la locura… lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación.”, reza el Manifiesto
Surrealista. De otra parte, la frase
final de la novela Nadja de André
Breton nos viene como anillo al dedo para ilustrar la estética callejiana. Dice:
“La belleza será CONVULSIVA o no será”.
*Los invito a leer el relato en: http://www.revistacronopio.com/?p=13119
Jesús I. Callejas (La Habana, Cuba, 1956) ha publicado, por su cuenta, ya que desconfía
paranoico de los consorcios editoriales, los siguientes libros de relatos: Diario de un sibarita (1999), Los dos mil ríos de la cerveza y otras
historias (2000), Cuentos de Callejas (2002), Cuentos bastardos (2005), Cuentos lluviosos (2009). Además,
Proyecto Arcadia (Poesía, 2003) y Mituario (Prosemas, 2007). La novela: Memorias amorosas de un afligido (2004)
y las noveletas Crónicas del Olimpo (2008) y Fabulación de Beatriz (2011). Recientemente ha publicado los trabajos
virtuales Yo bipolar (2012) (novela);
Desapuntes de un cinéfilo, (2012),
que incluye, en cinco volúmenes, historia y reseñas sobre cine; y Arenas residuales y demás partículas
adversas (2014) (relatos).
José Díaz- Díaz, Escritor y Crítico
literario, Director de La Caverna, escuela de escritura creativa.joserdiazdiaz@gmail.com;
@lenguajevital
Este y otros relatos de Jesús I. Callejas se pueden leer en: Vorágine sensual. La antología se ordena en Amazon. Editor Jose Diaz Diaz.
Este y otros relatos de Jesús I. Callejas se pueden leer en: Vorágine sensual. La antología se ordena en Amazon. Editor Jose Diaz Diaz.