En busca de la
infancia perdida. Reseña literaria de la crítica Constanza Révérend
Sea esta una
oportunidad para desearles a todos los amigos lectores de arandosobreelagua mis
mejores deseos para este año 2017. Y también sea una ocasión propicia para darles
a conocer el texto de la Reseña Literaria escrita por la crítica Constanza
Révérend y publicada en el portal de la página que dirige el escritor William
Castaño-Bedoya: Bookandbilias.com
La novela se puede
ordenar en Amazon en formato digital o en papel.
Mi agradecimiento y un
abrazo fuerte para todos.
Book&bilias
Con esta reseña magistral, Constanza Révérend pone a nuestro alcance a uno de los autores latinoamericanos con mejor estructura literaria y que reside desde hace muchos años en los Estados Unidos: José Díaz Díaz. "En busca de la infancia perdida" (La Caverna, escuela de escritura creativa, 2016).
Con esta reseña magistral, Constanza Révérend pone a nuestro alcance a uno de los autores latinoamericanos con mejor estructura literaria y que reside desde hace muchos años en los Estados Unidos: José Díaz Díaz. "En busca de la infancia perdida" (La Caverna, escuela de escritura creativa, 2016).
Los recursos del lector en En busca de la infancia perdida
Por Constanza Révérend
Como un
retrato de la realidad, una puesta en escena del desencuentro interior y la
carencia de sentido humano, en el mundo adulto e inane que se opone y niega a
los personajes que reflexionan y buscan una razón de ser, una validación de su
propia trascendencia, de su creatividad, de su tiempo y acontecer, cuya
cotidianidad no les deja más remedio que el individualismo como refugio, donde el monólogo es el único recurso
con el cual se adentran en su propia conciencia, ese espejo interior en el que
intentan hallar, quizás, la clave de quiénes son y para qué quieren seguir
adelante, como un teatro del mundo al borde del colapso se abre al lector la
historia narrativa de la novela En busca de la infancia perdida, de
José Díaz Díaz (La Caverna, escuela de escritura creativa, 2016).
La
intertextualidad es una característica del contexto narrativo de esta novela
que halla en este recurso una forma de dimensionar semántica y simbólicamente
la realidad que pretende expresar, y que solo a través de la misma literatura
adquiere profundas connotaciones; las ideas, los sentimientos, experiencias y
espacios se definen como reflejos de otras obras, porque tanto el narrador como
los personajes son en principio lectores, cuyo juicio se establece desde la
perspectiva de la escritura como forma de trascendencia si bien artística,
profundamente humana; hay un afán por no perder los alcances significativos ya
logrados a través de las imágenes y palabras en otras obras que definieron un
estado y condiciones existenciales que, como símbolos, rescatan esa esencia que
se quiere recuperar y que le es tan ajena a la vida moderna desajustada,
deshumanizada, programada, en la que todos buscan en el otro un refugio y ven
solo el retrato de su propio descontento.
Esta intertextualidad hace que la novela se mueva en un contexto eminentemente letrado que pone a su vez al lector en el ejercicio de leer la novela a través de otras obras, para entender el significado emocional del mensaje: “Logra la puerta de salida y se encuentra con una callejuela tan angosta como la rue inventada por Edgar Allan Poe en su cuento Los crímenes de la calle Morgue”, p.22.
Es a través del discurso literario, la poesía, el cuento y la novela, como se entiende la búsqueda por la razón de ser y, a la vez, es a través del ejercicio literario, como se capta la dimensión humana de la realidad; el acto de leer (interpretar la realidad) y el acto de escribir (transcribir el pensamiento) son la esencia de la condición humana en su más profunda acepción.
Esta intertextualidad hace que la novela se mueva en un contexto eminentemente letrado que pone a su vez al lector en el ejercicio de leer la novela a través de otras obras, para entender el significado emocional del mensaje: “Logra la puerta de salida y se encuentra con una callejuela tan angosta como la rue inventada por Edgar Allan Poe en su cuento Los crímenes de la calle Morgue”, p.22.
Es a través del discurso literario, la poesía, el cuento y la novela, como se entiende la búsqueda por la razón de ser y, a la vez, es a través del ejercicio literario, como se capta la dimensión humana de la realidad; el acto de leer (interpretar la realidad) y el acto de escribir (transcribir el pensamiento) son la esencia de la condición humana en su más profunda acepción.
En En
busca de la infancia perdida el ser es lo que piensa y la
trascendencia del discurso adquiere su forma en las palabras que otros han
logrado soslayar y definir para lograr un significado antepuesto al lenguaje
ordinario, cotidiano, repetido y aprendido y carente de sentido porque no
refleja nada, porque es solo un eco de la sociedad y sus normas.
En la
novela, ser adulto significa ajustarse, someterse, ingresar a la rutina, a ser
productivo y domesticar los sentimientos, las emociones, la apariencia; implica
ser una imagen a semejanza de las otras; los personajes, sin embargo, huyen de
esta racionalización, todos, a su manera, rompen con las reglas y viven
marginados, en sus narrativas personales de amores posibles, de escenarios
inesperados, de ruptura de normas y conatos de comuniones con personas en su
misma condición de desadaptados, aquellos que no quieren dejarse devorar por un
entorno y unas condiciones en las que ya no creen, por las que ya no quieren
luchar.
Por el contrario, la infancia es esa instancia en la que el ser se abandona a vivir, a percibir-se, a aprender-se y comprender-se porque todo redunda y retorna a sí mismo, pero es, de otra manera, el momento en el que se marca al ser para siempre, porque lo que se vive con ingenuidad e inocencia de pequeño, se juzga y de redefine y revalora de adulto, es esa mirada retrospectiva la que crea el desajuste y la inestabilidad y hace que rebroten de otra manera las imágenes hundidas en lo más profundo del subconsciente, de ese difuso mundo que se mueve en un contexto irracional y que de vez en cuando aflora.
Por el contrario, la infancia es esa instancia en la que el ser se abandona a vivir, a percibir-se, a aprender-se y comprender-se porque todo redunda y retorna a sí mismo, pero es, de otra manera, el momento en el que se marca al ser para siempre, porque lo que se vive con ingenuidad e inocencia de pequeño, se juzga y de redefine y revalora de adulto, es esa mirada retrospectiva la que crea el desajuste y la inestabilidad y hace que rebroten de otra manera las imágenes hundidas en lo más profundo del subconsciente, de ese difuso mundo que se mueve en un contexto irracional y que de vez en cuando aflora.
Es
interesante ver como en la novela los personajes no están realmente en
conflicto con los otros, sino con su propio devenir; ellos se toleran, aman, se
necesitan, en medio de un individualismo solidario con el desencuentro del
otro; los diálogos no se establecen para entender al otro, sino para expresar
la propia búsqueda y el inmisericorde resultado que termina en la
incertidumbre, en lo que puede ser o no.
La existencia
de un narrador omnisciente que cuenta y se inmiscuye en la vida e historias de
los personajes se cuestiona cuando aparece un testigo alterno -y este es un
logro en la novela- que revela su condición, no de demiurgo, sino de un
personaje más que se integra al mundo dubitativo y anti radical, para
incursionar en espacios aparentemente racionales y eminentemente emocionales
donde es él, este narrador, quien da cuenta de lo ocurrido a su cómplice que no
es otro que el lector:
Sobre el vértice del curio, Bessie, una
gata doméstica de mirada curiosa, blanca con sombras negras y grises, tenía su
rincón preferido desde donde miraba extasiada el paisaje exterior a través de
la ventana. El mobiliario lo completaban dos sillones de espaldar alto, un
comedor con cuatro sillas y una cama al fondo vestida con un edredón rojo. Ese
rincón en particular exhalaba un tenue aroma de jazmín proveniente de un ramo
de flores sembrado en un búcaro sepia que descansaba en la esquina al lado de
la tele y de la mesita del computador. No sé. Me parecía que se respiraba una
atmósfera intimista, algo surrealista por lo escueta y diáfana. Una energía
agradable y una levedad de espíritu emanaban de ese hogar de indulgente
quietud.
Mientras tanto, Joe, sin voluntad para
pensar en nada, se tiró en el futón cuan largo era y de un tirón se zafó los
zapatos. Una sensación de comodidad lo invadió y sus sentidos eran sus ojos que
ahora miraban hacia adentro. Sus ojos cerrados le abrieron una compuerta
secreta que lo lanzó a un escenario muy frecuentado por él en sus sueños
recurrentes. Era algo así como un espacio abierto sin puertas ni murallas,
inmerso en una atmósfera de transparencias que lo acogían cual confortable
placenta. No me atrevo a afirmar si estaba soñando o estaba recordando. Lo que
sí se con certeza es que estaba dormido porque su respiración era suave y
rítmica, talvez plácida. En todo caso, era como un sueño evocatorio. «La
salvación está en reconocer el pasado», murmuró. Pag. 22-23
En busca
de la infancia perdida es,
así como la obra de Marcel Proust En busca del tiempo perdido, un
retrato de lo cotidiano y, no obstante, es la reflexión de un estado
extraordinario de los personajes que quieren hallar la razón de sus vidas y su
acontecer al no saber quiénes son, al no poder definir qué sienten, un estado
de conciencia que les hace decidir dejarse llevar de la vida y sus encuentros y
desencuentros, como el único modus vivendi, un refugio que los
preserva de la carencia de sentido de la realidad.
El retorno
a la infancia no es propiamente lúdico, no es un solaz, es un descubrimiento de
la pérdida constante de la inocencia, de que los momentos de verdadera
felicidad, dignos de recordar, se limitan a fragmentos inconclusos que oscilan
entre la realidad y la fantasía, entre el mundo del desencanto y el sueño
liberador.
https://www.youtube.com/watch?v=oa277wOQMAg
En casa había libros por todas partes y saber leer se convirtió para mí en una misión perentoria porque los mayores tenían solo tiempo para dos páginas y después mandarme a dormir.
https://www.youtube.com/watch?v=oa277wOQMAg
Constanza Révérend, Directora General de Book&bilias
Tuve la suerte de contar con una familia costeña del Caribe colombiano con personajes que narraban de una forma natural, amena y llena de imaginación, con ironía y chispa; cuando visitábamos a la abuela en Santa Marta, no había necesidad de ver televisión, la diversión más grande era oír hablar a los mayores en el patio de la casa.
Con el paso de los años desarrollé un amor desmedido por el lenguaje, la escritura y la lectura de tal modo que los hice mi profesión y los integré a mi vida. Estudié filología, hice una maestría en literatura latinoamericana y vine a Estados Unidos a hacer un doctorado en el que pude dedicarme por cuatro años a leer, discutir y respirar literatura. Descubrí a temprana edad que no tengo don de gentes, pero sí de libros, no podría entender mi vida sin tener un libro entre mis manos; por eso tengo pocos amigos, escritores o lectores empedernidos con quienes puedo compartir esto que se parece tanto a un vicio.
Integrarme a bookandbilias ha sido una forma de completar el ciclo y unir mi carrera y mi pasión en el apoyo a los escritores en Estados Unidos que necesitan reconocimiento para salir de la sombra donde les ha mantenido la falta de lectores, de editoriales que abran sus puertas y de difusión. Este es un esfuerzo mancomunado para darle presencia digna a los escritores y a su obra, para respaldarlos y apoyarlos en el logro justo del encuentro con el lector al que de otra manera no pueden llegar. A decir verdad, no podría encontrar una mejor manera vivir.
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Deconstrucción
del antagonismo femenino frente al mundo dominante: Mi maravilloso mundo de
porquería
Tomado de www.bookandbilias.com
3 comentarios:
Marimer Schmidt-Samper
7 de enero a las 16:53
Step to the spotlight...you are a great writer ! : ) (spotlight en español ? uy ! Se me olvidó. : (
Buen texto al merecido escritor
Buen texto al merecido escritor
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