El nacimiento de una biografía
O, de cómo se gestó el libro: Chenco, el pintor
Por:
José Díaz- Díaz
Hoy
más que nunca se impone en nuestra cultura la tendencia a expresar por medio de
una imagen fotográfica, de una ilustración, de un selfie; de un video, un meme
o un flash descriptivo de un hecho sucedido, como manera de comunicar una
vivencia que nos importa rescatar del presente continuo y fugaz que estamos
presenciando ya como actores o como testigos.
Para
bien o para mal, hasta tal punto vale más el
registro de un acontecimiento en sí
que su propia realidad. Estamos vivenciando lo factual como percepción del hecho y no como lo es en
su esencia. Al parecer, este fenómeno que tergiversa y perturba la conciencia colectiva se afinca cada vez más en
la cultura actual y ha sido bautizado con el neologismo de: La Postverdad
¡Todo puede ser verdad y mentira a la misma vez! Así se consolida burdamente a
partir de la desinformación, o del negacionismo
(tan de moda), una manipulación de la Historia a conveniencia de quienes
impulsan tal concepción e interpretación del discurrir cotidiano.
Sin
embargo—y dentro de los diversos géneros y subgéneros literarios— que apuestan
a transcribir la esencia de lo que nos acontece en cuanto seres humanos, ha
venido tomando fuerza la presentación de libros de género biográfico como un retrato válido para presentar de modo totalizante
y unificador la vida y obra de un autor o artista seleccionado. Valga como
ejemplo el reconocimiento y respeto al libro: El viaje a la semilla, biografía de Gabriel García Márquez escrita
por Dasso Saldívar, después de una investigación y seguimiento de veinte años.
En
cuanto a mí, hace tres años me decidí por desarrollar el proyecto de un libro
de colección (dado que se trata de la vida y obra de un pintor) que, apoyado y
autorizado por el biografiado, Chenco Gómez se tituló: CHENCO,
EL PINTOR.
Pero
no fue decisión fácil. Además, descartaba un texto biográfico de tipo crónica
periodística o de un Coffee Table Books de esos que no se leen sino que se
hojean, degustando solo las fotografías en un dos por tres. No. Debería
lograrse algo con sustancia y deleite tanto para la mirada como para la emoción
y el intelecto. Y por fortuna se logró el objetivo previsto: fusionar más de
cincuenta ilustraciones de calidad a todo color estampadas sobre un papel fino
que recorren cronológicamente el periplo del artista desde su primera
exposición en la galería: La calle de los
miaos, en la Cartagena de indias, Colombia, en 1958 (cuando Chenco apenas
contaba con diez y siete años), con sus actuales pinturas sobre madera de fecha
2017, interpretadas a su vez en más de diez ensayos académicos de Críticos de
arte tales como Jorge de la Fuente; Carol Damian, Adriana Herrera o pintores de
reconocimiento actual en el sur de la Florida como lo es el Abdón Romero, entre
otros, fragmentos de ensayos en los cuales se explica puntualmente el rico
simbolismo de sus cuadros, las características de su expresionismo pictórico, amén de sus pulsiones y miedos cervales
que lo llevan a conseguir un creatividad rayana en la genialidad.
Para
conseguir un ensamble entre los elementos de orden pictórico y reflexivo sobre
su obra, con el elemento humano, enmarcado éste en sus rasgos humanísticos y filosóficos,
políticos, familiares y religiosos; ideológicos— comprometidos con la realidad
de su tiempo— fue decisiva la estrecha colaboración de Patricia Franco-Gómez,
pintora y esposa de Chenco, quien fungió como baquiana para poder penetrar las
fronteras existenciales de Chenco, además de ser la diagramadora del libro y
autora de las hermosas fotografías que enaltecen los textos.
La voz «en primera persona» del pintor
salpican, entremezclan y cohesionan con sus ráfagas de iluminación y su
coloquialismo caribeño; con el sibaritismo embriagador de su temperamento
dionisiaco, así como con su humorismo desbocado, la voz narrativa, pausada,
apolínea y conmovida del relator en busca de la transcripción precisa del
psiquismo del pintor. A este punto, la
aplicación de ciertas técnicas literarias consolidan la estructura interna del
mensaje que no es otro que el de captar el alma plena del pintor, desgajando
hoja a hoja el cuerpo de la cebolla hasta llegar al esplendor de su desnudez.
Me
apoyé para asegurarme del vigor del género biográfico con las precisiones
conceptuales de autores expertos en el
tema como François Dosse quien en: El
arte de la biografía (México: Universidad Iberoamericana, 2007. 459 páginas), indaga por la naturaleza de dicho género defendiendo
su carácter inclasificable, fronterizo entre disciplinas organizadas, epistemológicamente
indefinido:
…por su hibridismo
entre la dimensión histórica y la literaria lo ha hecho capaz de producir un
campo de tensión de máxima creatividad entre las ciencias sociales actuales.
Género transversal e incestuoso, producto de la promiscuidad entre lo fáctico e
imaginativo, la biografía se habría convertido en una práctica científica que
se vale al mismo tiempo del rigor metodológico, técnico, hermenéutico y teórico
de los historiadores, y de la creatividad literaria e intuitiva de los
novelistas.
Asegura
François Dosse
que:
…por su
naturaleza hibrida, fáctica y ficticia a la vez, la biografía se redescubre hoy
como un espacio privilegiado para la experimentación de las ciencias sociales.
Con lo que desafía al mismo tiempo las corrientes que defienden enfoques
cientificistas que involucran explicaciones monocausales, deterministas, y las
que se hallan enredadas en rocambolescos discursos posmodernos, estetizantes,
de extremo relativismo. La biografía se presenta como un género preocupado por
la veracidad histórica y sensible al
uso de la imaginación, como medio para acceder a la realidad...
Por
ahora solo me resta esperar que el intento de comprensión y acercamiento
intelectual, visceral y estético entre pintor-obra y público, permita a este
último acoplar su mirada y visión de mundo con el de un artista que ha resteado
su vida para signar— pincel en mano—lo que considera una excusa formidable para
no morir de desasosiego ante un tiempo colectivo de minusvalía
existencial.
Ordena
el libro biográfico del connotado pintor caribeño: CHENCO, EL PINTOR, de José Díaz- Díaz, escribiendo al email: joserdiazdiaz@gmail.com
1 comentario:
Edwin Maza Arte-facto Galeria Leyendo la casi disección anatómica de lo que fue la génesis y desarrollo de su última obra, Chenco, el pintor, se siente la reciedumbre de los kilates del escritor que es. Estoy seguro que el tenerlo en mis manos, será para solaz y disfrute de mi intelecto.
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